Tener habilidades de defensa nos ayuda a reducir el riesgo en situaciones de peligro. Sin embargo, hay errores en defensa personal que debes conocer porque pueden tener el efecto contrario.
Errores en defensa personal que debes evitar
En las clases de defensa personal no se aprende exactamente a golpear con fuerza o a realizar movimientos llamativos como los que vemos en las películas. De hecho, las habilidades que realmente importan son la anticipación, el control de la situación o el uso estratégico de la fuerza.
El objetivo es siempre ser capaces de neutralizar una amenaza de manera eficaz, para poder escapar con el menor daño posible. Por tanto, no se trata de enfrentarse al agresor, sino de conseguir huir lo antes posible.
El entrenamiento en defensa personal, así como en las artes marciales en general, mejora la capacidad de respuesta ante una agresión; fortalece la confianza y la capacidad de tomar decisiones bajo presión y enseña a reconocer peligros antes de que se conviertan en un problema.
No obstante, hasta que se consiguen dominar las técnicas, se pueden cometer fallos con consecuencias fatales. A continuación vamos a ver cuáles son los errores en defensa personal que debes evitar.
Confiar solo en la fuerza física
Uno de los errores más comunes, sobre todo en principiantes, es pensar que la defensa personal depende únicamente de la fuerza bruta. Cuando en realidad, la técnica, la rapidez y la estrategia son mucho más importantes. Una buena técnica puede ayudarte a neutralizar a un agresor más fuerte a partir del uso de puntos de presión, palancas o movimientos de evasión.
Entrenamiento irregular
Otro de los errores en defensa personal más habituales es creer que unas pocas clases bastan. Saber algunos movimientos básicos no es suficiente si no se practican con frecuencia. Además, es necesario tener un oponente para que la situación sea lo más real posible. Sin práctica, los movimientos no saldrán de forma automática en una situación de peligro o podrían bloquearnos.
Subestimar el factor psicológico
El miedo y el estrés dificultan la capacidad de reacción. Incluso si sabemos técnicas de defensa, existe una cierta probabilidad de que nos paralicemos en la vida real. Por eso, también hay que entrenar la mentalidad, aprender a controlar el pánico y a reaccionar de manera instintiva.
Falta de evaluación del entorno
El entorno es un factor determinante en un enfrentamiento. Como dijimos, el objetivo es huir; por eso, hay que prestar atención a obstáculos, salidas o posibles objetos que nos ayuden a defendernos. Aunque también requiere práctica, debemos aprender a usar el entorno a nuestro favor, ya sea para escapar o para encontrar una ventaja. Otra opción es conocer las herramientas de autodefensa disponibles.
No tener un plan de escape
Si no queda otra opción que el enfrentamiento, la atención se debe mantener en la huida. Es decir, que se debe identificar cualquier posibilidad para escapar. En otras palabras, la evaluación del entorno debe ir de la mano de la búsqueda de una salida. Enfrentarse aumenta el riesgo de lesiones o de un peor desenlace.
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