La concentración infantil es una habilidad que permite a niños y niñas mantener la atención en las tareas que realizan. Las artes marciales siempre han sido una herramienta para mejorarla. Te contamos por qué.
¿Por qué las artes marciales mejoran la concentración infantil?
Las artes marciales son una actividad física. Pero además de trabajar el cuerpo, también tienen un impacto directo en nuestra mente. Este tipo de disciplinas se asientan sobre principios como el respeto, la constancia o el autocontrol. Y a través de la práctica continua de técnicas y movimientos, quienes están aprendiendo deben aprender a poner su atención en cada gesto que realizan para que sean precisos.
De este modo, de forma inconsciente están dejando a un lado las distracciones externas. Su atención se queda en el presente y en los movimientos que están realizando. En otras palabras, se está potenciando la concentración infantil.
Pero no solo eso, sino que deben prestar atención a las indicaciones de quienes enseñan y recordar las secuencias específicas de los movimientos. Es decir, que hacen un esfuerzo cognitivo que ejercita la memoria y, de nuevo, la concentración.
Esta habilidad, una vez desarrollada, la pueden aplicar a otros ámbitos del día a día. Por ejemplo, para el rendimiento escolar, donde necesitarán mantener la atención para tareas educativas de cierta complejidad. Otro ámbito es la gestión emocional. Hoy en día sabemos de la importancia de tener la mente en el presente más directo. El objetivo es reducir la ansiedad anticipatoria y el estrés que nos genera nuestro ritmo de vida.
Niños y niñas aprenden a autorregularse y a controlar cómo se sienten. Gracias a esta capacidad de concentración infantil, mantendrán la calma y redirigirán su foco hacia lo que importa. Podrán reducir el estrés por sí mismos y no dejarse llevar por impulsos.
Cómo se trabaja la concentración infantil en estas clases y qué disciplina elegir
En las clases de artes marciales, la concentración infantil se desarrolla mediante la repetición de rutinas y la práctica de técnicas específicas. Al repetir una técnica varias veces, los movimientos se van refinando. Así se mejora la habilidad física y la capacidad de atención. Cada sesión sigue una estructura clara: calentamiento, práctica de técnicas y, a veces, una parte final de meditación o respiración controlada. Esta refuerza la capacidad de concentración.
Por otra parte, el entorno disciplinado de una clase de artes marciales ayuda a los niños a entender la importancia de seguir instrucciones. Los instructores son estrictos en cuanto a la corrección de posturas y movimientos, así que los menores deben estar atentos a los detalles. Por ende, la concentración se practica y se refuerza constantemente.
A la hora de elegir una disciplina, hay que considerar la personalidad y las necesidades específicas del o la menor. Por ejemplo, el karate pone un gran énfasis en la precisión y el control de movimientos. Mientras que el taekwondo es más dinámico y con movimientos rápidos y el jiu-jitsu se centra en el enfoque y la paciencia para ganar combates.
Si no sabes qué disciplina elegir, te proponemos venir a una clase infantil de prueba en Warriors Barcelona. Trabajamos una combinación de artes marciales para que los y las menores aprendan lo mejor de cada una. ¡Te esperamos!