Las artes marciales son concebidas como un deporte de combate. Si bien estos están presentes, sus principios se acercan más a la serenidad que a la lucha. Durante las clases, se combinan dos elementos: la diversión y la disciplina, ya que, a través del juego y el entretenimiento, pueden aprender mejor los valores por los que se rigen estas artes, así como las técnicas y los movimientos.
Pero además, iniciar un camino hacia la autodisciplina y el crecimiento personal.
¿Cómo son los entrenamientos de artes marciales para niños y niñas?
Aunque la metodología a seguir puede variar de un centro a otro, por lo que generalmente se apuesta por el dinamismo para mantener la atención de los menores. De este modo, van aprendiendo las distintas técnicas y secuencias del deporte en cuestión que hayan elegido, pero sin vivirlo como una obligación, sino más como un juego.
Pero, ¿por qué la combinación de diversión y disciplina funciona en menores?
La diversión permite mantener a niños y niñas motivados
Las clases que se diseñan específicamente para ellos, como es el caso de las que impartimos en Warriors Barcelona, incorporan elementos lúdicos que hacen que cada sesión les resulte emocionante. Esta combinación de entretenimiento y aprendizaje no solo mantiene su interés, sino que también sienta las bases para el desarrollo de habilidades motoras, coordinación y concentración.
Autodisciplina a través de la práctica constante
Sin embargo, la diversión no es el único objetivo. Las artes marciales enseñan a niños y niñas la importancia de la autodisciplina. A medida que van progresando en el aprendizaje, los pequeños guerreros descubren que la práctica constante es esencial para perfeccionar las técnicas.
Este compromiso por mejorar fomenta la paciencia y la perseverancia, habilidades que van más allá del dojo y que podrán utilizar en el día a día en diferentes entornos. Además, los instructores, a menudo, se convierten en modelos a seguir que inspiran a los menores a esforzarse por la excelencia. Pero no solo en las artes marciales, sino también en sus estudios y en las relaciones personales.
El respeto como pilar fundamental
El respeto hacia uno mismo y hacia los demás es uno de los valores fundamentales de las artes marciales. Este se inculca desde las primeras clases, porque se debe cooperar como parte de un equipo. Niños y niñas aprenden a seguir las indicaciones de quienes imparten las clases y a practicar junto al resto del resto para perfeccionar la técnica. Así se desarrollan individuos con ética y conciencia social, capaces de convivir en armonía con su entorno.
Mente preparada para los desafíos
A medida que niños y niñas avanzan en su formación en las artes marciales, no solo adquieren habilidades físicas, sino que también experimentan una transformación integral. Se convierten en personas más seguras de sí mismas y capaces de enfrentar desafíos con una mentalidad positiva. La disciplina y la autodeterminación que cultivan en el dojo se reflejan en sus vidas diarias, desde el rendimiento académico hasta la resolución de conflictos.
¿Quieres que tu familia también se beneficie de las artes marciales en Barcelona? ¡Entonces ven con nosotros a una clase de prueba!