Durante la infancia, los menores desarrollan diferentes habilidades que marcarán su paso posterior por la adolescencia y la vida adulta. Por esta razón, es conveniente centrarse en valores que sean útiles en el día a día y en distintos entornos. Por ejemplo, en aprender confianza y respeto. Si bien existen varias vías para hacerlo, en este artículo nos centraremos en una de ellas: las artes marciales.
Importancia del respeto y la confianza en sí mismos en los niños y niñas
Los niños y niñas de las generaciones actuales están marcados por la era digital. Por lo tanto, más pronto que tarde se iniciarán en el uso de herramientas tecnológicas, lo que implica a su vez que se relacionarán con otras personas a través de una pantalla.
Quien haya echado un vistazo a las redes sociales en los últimos tiempos, habrá visto que son un nido de faltas de respeto continuo. Puesto que la identidad se puede ocultar tras un perfil falso, resulta muy sencillo dar rienda suelta a todas las emociones negativas que se llevan dentro. Como dato, en este entorno se han incrementado los casos de bullying, puesto que ya no solo se dan en las aulas, sino que se prolongan las 24 horas del día.
Aprender a respetar a los demás y a uno mismo desde la infancia permite a los menores conocer su valor y su dignidad. Pero también la de los demás. Por lo tanto, es posible discrepar en las opiniones, preferencias y puntos de vista, sin que por ello haya que crear un conflicto.
En cuanto a la confianza, esta es esencial para que los menores puedan enfrentarse a los diferentes desafíos de la vida, con la seguridad y la determinación de que serán capaces de ello. Una autoestima sana les ayuda a resistir a la presión negativa y a buscar soluciones.
¿Cómo aprender confianza y respeto en la infancia?
Existen diferentes alternativas para aprender confianza y respeto. Una que quizás no conocías son las artes marciales. En ellas, niños y niñas aprenden confianza a través de la disciplina y el autocontrol.
Mediante técnicas y ejercicios específicos, aprenden a enfocar su energía de manera positiva, por lo que desarrollan habilidades cognitivas y emocionales. Con la práctica y la repetición frecuente de las secuencias, ven cómo consiguen progresar y, por tanto, confían en sus capacidades.
Por otra parte, al ser parte de un equipo y tener que seguir las indicaciones de los instructores, se potencia el trabajo colaborativo y la empatía. Los pequeños aprenden a apoyarse mutuamente, a compartir éxitos y a superar desafíos juntos. Este sentido de comunidad fortalece los lazos entre los estudiantes, y crea un ambiente en el que la diversidad es celebrada y el respeto mutuo se convierte en una norma.
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